30 abril 2006

Cosas que no llegaron hasta nuestros días

A lo largo de estas dos últimas décadas infinidad de objetos se han volatilizado y ya nadie los recuerda, otros damos gracias que hayan desaparecido y que no salgan jamás de los infiernos, y otros deseamos que vuelvan, al menos para reírnos un rato. Éste es un repaso a esas cosas que marcaron épocas.

-El teclado-bandolera
Si retrocedemos hasta los 80, una de las imágenes que nos vienen a la mente es algo así:

La piedra angular de la música ochentera

Pues bien, este trasto, antes ridículo, ahora ya ni te cuento, se llama "Teclado-bandolera" en español, o "Keytar (unión de keyboard+guitar)" para el resto del planeta. ¿Cómo surgió este invento del Diablo? Pues el fenómeno comenzó en 1978 y se ve que los que tocaban el teclado en los grupos no ligaban tanto como el cantante y guitarrista, sobre todo éste último cuando se arrodillaba delante de las féminas sedientas de carne a tocarles la guitarra en los morros, así que con un par de huevos, se colgaron el teclado del hombro. Ni que decir que tuvo su éxito, pero por parte de los grupos, pues entre el público no desató muchas pasiones.

Grupos como Roxette, Europe y Prince hicieron que llegara hasta nuestros cerebros.






-Las hombreras

¿Qué atractivo tenían las mujeres con hombreras? Tras esta pregunta maldita se esconde una época donde las empresas que fabricaban las hombreras dominaban medio mundo, y las mujeres competían a ver quién llevaba los alerones más grandes. Ibas por la calle y las mujeres paseando parecían coches de fórmula uno.

Este artículo abrió un filón para que los gays se desataran y saltaran a la palestra:



Están sepultados en carbonita esperando volver



-La guitarra de dos mástiles

Otro artilugio musical de la época. Una guitarra de dos mástiles. Cuando a los superjevis se les quedaba corta la guitarra de toda la vida y ya no impresionaban tanto, sacaron esto a la luz:

Y la toca serio, sin reírse

Lo cierto es que este tipo de guitarra fue usada por bastante gente como Led Zeppelin (en la foto), Alaska, Barón Rojo y un largo etcétera.

-Kirk Cameron

El protagonista de los sueños guarros de las jóvenes de antes. Un chaval simpaticón, graciosete y un aire a Michael J. Fox hicieron de él un mito sexual. La Superpop sacaba pósters a tamaño natural semana sí, semana también y una de las series del momento era "Los problemas crecen". Todo le iba de puta madre al chaval, hasta que... se hizo de una secta! Ahora es predicador de "The way of the master", con una introducción del mismísimo Kirk.

Are you subnormal?

Yes, very much.

No os perdáis la página web de la secta.

-Cromos de monstruos

Sin el ánimo de herir al resto de colecciones de cromos, para mí esta ha sido la mejor colección de la historia. Una colección de bichejos en cromos. El álbum donde se pegaban era como una hoja grande, y los sobres eran negros y valían a duro. Si la memoria no me falla, dentro venían 3 cromos grapados. El más difícil de todos era el carroñero, una especia de ave con cuernos o algo así, y era plateado.

Mucho se ha hablado acerca de este misterioso cromo, que si no existía, que si al primo de un vecino de un amigo en un sobre le salieron 3 carroñeros repetidos, etc... Yo puedo afirmar que sí existía ya que a mí me salió una vez en el patio del colegio y lo guardé como si fuera un lingote de oro. Como tenía montones de cromos repetidos, decidí empezar de nuevo la colección, y sólo con los repetidos volví a llenar de nuevo otro álbum faltando la misteriosa casilla 31, la del carroñero. Esta vez ya no hubo suerte y no me volvió a salir.

Hay un foro donde periódicamente van poniendo imágenes de cada uno de los cromos, a excepción, claro está, del escurridizo carroñero. Lo podéis encontrar aquí.

-Los Shiki Shin

Esta delicia infantil fue uno de los estandartes de las chucherías hace años. La cosa consistía en una bolsa con motivos orientales, los cuales chocaban con un sabor tan americano como es la barbacoa, y aparte sabiendo que los fabrican en Navarra, pero como los niños no se complican la vida, pues sólo destacaban ese sabor especial que sólo tienen algunos antioxidantes y conservantes E-320 y compañía.

La bolsa era pequeña y venía rellena de figuras imposibles de patata y compuestos químicos rociado con unos polvos extraños color rojo. Lo cierto es que aún existen, creo que hace un año encontré un sitio que vendían y me compré una bolsa, pero ya no gozan ni de la décima parte del éxito que tuvieron.

Ésta es la web de la empresa que los fabrica.

-Los tubos monederos

Artilugio que se extendió tan rápido como la fiebre asiática. Preciado icono de las tiendas de 20 duros y con un público tanto cuarentón como de niño repelente. El mecanismo era fácil: un tubo de plástico colgado del cuello donde se ponía el dinero. Al final se metía de todo: papeles, chicles, billetes, etc... y era como llevar un cencerro gritando a los cuatro vientos: "Téngo dinero a la vista! Róbenme! Róbenme!".

¿Volverá algún día a estar de moda? Es lo único que les falta a los latin kings por colgarse del cuello.

Cuarentón, barriga cervecera, calvicie, pelo en la espalda, cadenón de oro y en camiseta interior. ¿Cómo mejorar el panorama? Colgándose el tubo-monedero del cuello.

-Las pulseras magnéticas

Estas pulseras iban a solucionar la vida de millones de personas. Se iban a llevar todos los dolores y males del cuerpo y nos iban a mantener sanos como una rosa. Hoy en día han desaparecido, aunque todavía hay jubilados cabezones convencidos de sus propiedades.

El producto perfecto para charlatanes y timadores. Yo creo que hubo un momento en que en todas las casas de España había una pulsera de éstas. Y seguro que también, convencido de las propiedades curativas de esta chorrada llevaba 2 ó 3 a ver si se le fibraba y musculaba el cuerpo.

Esto es sólo un anticipo, hay infinidad de cosas que o bien desaparecieron o permanecen en la sombra. Pronto pondré más.

- Cosas que no llegaron hasta nuestros días

- Cosas que no llegaron hasta nuestros días II

- Cosas que no llegaron hasta nuestros días III

- Cosas que no llegaron hasta nuestros días IV

- Cosas que no llegaron hasta nuestros días V

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